lunes, 8 de febrero de 2010

TOUMAÏ

























La sincera sonrisa de su descubridor refleja una inmensa alegría: la de haber hallado al humano más antiguo de la Historia, o eso es lo que él afirma. El paleontólogo Michel Brunet dirige el equipo de investigación que está removiendo las entrañas de un desierto, el de Djourab, en el centroafricano país de Chad. Allí apareció el cráneo de Toumaï, con cuyos huesos se debe reescribir la historia de nuestra especie
CÉSAR PIERNAVIEJA
Es posible que algunos científicos se hayan adentrado en una vertiginosa carrera por encontrar el mejor resto fósil, por dar con el hallazgo que le haga pasar a los anales de la Historia como el descubridor de nuestro ancestro más antiguo.
También es posible que la siguiente historia tenga algo que ver con todo lo dicho. Tiene dos grandes protagonistas: un paleontólogo, Michel Brunet, y un viejo de siete millones de años, Toumaï. El escenario es el desierto de Djourab, en Chad, y la historia se escribe en dos momentos muy alejados en el tiempo, tanto como la existencia de Brunet y Toumaï. Hay también un personaje secundario, de nombre Ahounta Djimdoumalbaye, un cazador de fósiles que halló al viejo para hacer famoso al paelontólogo.
Todo empezó cuando Toumaï vivía tranquilo en lo que entonces era casi un paraíso y hoy es sólo arena. Cuando murió, sus restos quedaron sepultados. La erosión y la búsqueda de restos fósiles del equipo de investigación de Brunet han hecho el resto. Ahounta caza su mejor fósil, el de Toumaï, y la historia cobra tintes de enorme trascendencia.
Todavía no se han escrito los últimos capítulos, pero los que ya se pueden leer vienen a decir que Toumaï es el ancestro del hombre más antiguo de los que se han encontrado hasta ahora. ¿Realmente lo es? Brunet defiende que sí, y va más allá: “Se trata de un nuevo género y de una nueva especie”, escribió el paleontólogo en un artículo publicado en nuestro país por la revista Quo.
Otro científico, Milford Wolpoff, le contradijo en otra publicación, Nature, afirmando que Toumaï no era bípedo y que el esmalte de sus dientes no era del género homo. Y que, por tanto, no es el primer homínido, el primer humano conocido sobre la Tierra.
Respuesta de Brunet: “Wolpoff no tiene ningún argumento sólido ni científico para decir que los restos son de una gorila hembra”.

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